Ventajas e inconvenientes del uso de trigo entero en pollos de engorde

A lo largo de muchos a os la avicultura industrial se ha caracterizado por una b squeda continua de la mejora de los resultados t cnicos de las explotaciones.

Con este fin, las empresas de gen tica han ido mejorando las caracter sticas de los animales que se cr an en las granjas, a la vez que progresivas mejoras en alimentaci n, manejo, medio ambiente o control de patolog as han permitido obtener resultados t cnicos progresivamente mejores.

Este proceso, que ha llegado a parecer eterno e imparable se est encontrando en la actualidad con ciertos problemas. Sin pretender ser exhaustivo podemos citar:

Problemas de calidad en el matadero. Las empresas tienen cada vez m s claro que el negocio de la producci n del broiler no es engordar animales, si no colocar canales en los lineales de distribuci n. Los factores t cnicos de campo pierden algo de importancia (o mucha) comparados con los factores de calidad de canal (color, aspecto, uniformidad, lesiones )

Problemas de bienestar, entre los que tal vez el que m s actual resulte sea el de control de pododermatitis en las granjas, asociadas con el estado de las camas. Este puede ser, y de hecho ya lo es en muchas zonas, un factor de conflicto para los granjeros, que pueden ver reducida la capacidad real de sus instalaciones.

Cierto sobreconsumo de los animales, posiblemente relacionado con sus nuevas caracter sticas gen ticas, que a veces pueden llegar a consumir m s alimento de que son capaces de digerir con normalidad. Podemos ver grandes mejoras en la ganancia de peso que no se parecen a las mejoras (evidentemente menores) de los ndices de conversi n que se observan. Desde el punto de vista del granjero, una mayor velocidad de crecimiento a igual conversi n es muy interesante, siempre que signifique que los pollos se sacrifican con m s peso, y que no hay mortalidad final asociada. Si los pollos se matan con el mismo peso, y con menos d as, la mejora de la remuneraci n del granjero es menor.

M s problemas cl nicos dif ciles de controlar, m s enteritis y algo m s de coccidiosis, bien que subcl nica normalmente. Incremento de la desigualdad en los lotes de pollos en el matadero, especialmente importante en el caso de los pollos de asador, cuyo peso final es m s bajo y su ventana de peso comercial menor.

Evidentemente, las mejoras del resultado parecen compensar sobradamente los problemas asociados, pero ponen en cuesti n la filosof a general de extremo desarrollo de los animales.

Desde el punto de vista de la nutrici n, una discusi n que est de actualidad desde hace algunos a os es la dicotom a entre concentraci n de las dietas o digestibilidad. La pregunta es: Qu es mejor, garantizar una disponibilidad infinita de nutrientes a los pollos, de modo que aseguremos siempre que no hay ninguna deficiencia, o garantizar una ptima disponibilidad de los nutrientes ofertados?

De la respuesta que apliquemos a esta pregunta tendremos dos tipos de dietas, las de elevada concentraci n de nutrientes o la de alta digestibilidad.

Por supuesto, siempre podemos tratar de encontrar un t rmino medio entre ambos extremos, y a esto se han aplicado los nutricionistas en los ltimos tiempos.

Pues bien, uno de los factores que parece tener una cierta importancia en el aspecto de la digestibilidad de las dietas es el tama o de part cula.

Hay un n mero muy importante de trabajos experimentales que indican que part culas m s grandes en los alimentos contribuyen a una mejor digestibilidad de la dieta y un resultado t cnico tambi n mejorado.

Tabla 1. Efecto del tama o de part cula sobre el resultado zoot cnico (*)

Tama o part cula (mm)

Consumo

Ganancia peso

IC

0,34

2,23

1,12

2,23

0,58

2,66

1,51

2,02

0,86

2,87

1,57

1,97

1,12

2,86

1,62

1,94

P

0,001

0,002

0,012

(*) Dalhke; 2000

Tabla 2. Efecto del tama o de part cula sobre el resultado (*)

Tama o part cula (micras)

Consumo (gr)

Peso (gr)

ndice de conversi n

337

3119b

1413b

2,21

574

3167ab

1510ab

2,1ab

680

3179ab

1543ab

2,11ab

778

3302

1569

2,11ab

868

3312

1641

2,02

936

3327ab

1566ab

2,06ab

p

0,01

0,001

0,005

(*) Ribeiro; Magro y Penz; 2002

En ambos trabajos, as como en otros publicados, se observa una mejora del resultado t cnico conforme se incrementa el tama o de part cula del alimento.

En estos y en otros trabajos se ha tratado de verificar el por qu de este efecto de mejora en los resultados, y se ha podido comprobar un efecto directo del tama o de las part culas del alimento con ciertos factores anat micos de las aves, tales como el tama o de la molleja o la estructura de las vellosidades intestinales.

Tabla 3. efecto del tama o de part cula sobre el peso de la molleja (*)

Di metro medio (micras)

Peso molleja a 42 d as (gr)

367

26d

769

36bc

888

35c

1100

41ab

1175

42

1224

43ab

(*) Ribeiro, Magro y Penz; 1999

Tabla 4. Efecto del tama o de part cula sobre las vellosidades intestinales (*)

Tama o part cula (en mm)

Vellosidades

Criptas

N mero

Altura (micras)

Profundidad (micras)

0,34

52

1519

164

0,58

53

1639

207

0,86

53

1716

216

1,12

51

1914

226

p

0,8

0,001

0,04

(*) Dalhke; 2000

Es decir, aumentar el tama o de part cula de los alimentos en pollos significa una mejora en ciertos componentes anat micos que se relaciona con la mejora obtenida en los resultados t cnicos. La pregunta es por qu se establece esta mejora. Una posible explicaci n puede ser que una molleja mayor ser capaz de contraerse con m s fuerza, y estas mayores contracciones incrementar n los movimientos de reflujo, que, en un intestino con un tr nsito tan r pido como en los pollos, son fundamentales para mejorar la digesti n de las dietas.

Pero incrementar el tama o de las part culas constituyentes de los alimentos no es tan sencillo. Si incrementamos mucho este tama o, es decir, con moliendas m s groseras, muy posiblemente la calidad del gr nulo resulte significativamente peor. Y mantener una calidad de gr nulo (ausencia de finos) adecuada es uno de los m s importantes objetivos de las f bricas de pienso, ya que tambi n una granulaci n correcta mejora los resultados t cnicos.

Y, ante la disyuntiva de tener dietas mejor granuladas o ligeramente m s digestibles, las f bricas de alimento suelen decantarse por moliendas finas que contribuyan a fabricar gr nulos de menor porcentaje de finos.

Por ello, para mejorar la digestibilidad de las dietas, desde el punto de vista del tama o de las part culas constituyentes del pienso, s lo nos quedan dos caminos, la fabricaci n de harinas groseras o la mezcla del alimento con una materia prima de tama o grande (trigo entero)

Hace ya a os que en Espa a se conoc an las primeras granjas del Reino Unido donde se aplicaba un sistema (llamado Flockman) que b sicamente consist a en un sistema que permit a (en granja) mezclar el alimento comercial de los pollos con cantidades variables de trigo entero, procedente de las cosechas de los propios granjeros. Como b sicamente se consideraba que era una forma de aprovechamiento del trigo de cada granjero, y ante los evidentes gasto que la instalaci n del programa supon a (dos silos, un sistema de mezcla, b sculas de peso de pollos y pienso, un complejo programa inform tico, etc.) este sistema, si bien conocido, no fue introducido en Espa a.

Sin embargo, y ante la presi n producida por la prohibici n de los promotores de crecimiento, que signific un incremento significativo de los problemas intestinales con las consecuencias propias de estos (problemas de camas h medas, enteritis, peores resultados t cnicos, etc.), en algunas empresas en Espa a se comenz a evaluar el posible inter s de estos sistemas, sobre todo por las posibles mejoras de la digestibilidad ya comentadas.

Algunos trabajos de la literatura indicaban que era posible mantener resultados t cnicos buenos con dietas mezcladas con trigo:

Tabla 5. Resultados con alimentos mezclados con trigo (*)

Raci n

base

m s

% trigo

Dato

Raci n base

10% trigo

15% trigo

25% trigo

Experimento 1

Peso vivo

2.074

2.111

2.094

2.086

ndice de conversi n (*)

1,82

1,78

1,73

1,79

Agua/pienso (*)

1,69

1,61

1,7

1,61

Mortalidad %

5,8

5,4

6,2

5,8

Rendimiento canal %

70,5

70,4

70,3

70,3

Pechuga %

17

16,5

17

16,8

Molleja % de peso vivo (*)

1,0

1,3

1,4

1,6

Experimento 2

Peso vivo

2.196

2.197

2.186

2.195

ndice de conversi n

1,82

1,82

1,78

1,81

Agua/pienso (*)

1,87

1,8

1,83

1,72

Mortalidad % (*)

7,0

6,3

5,4

5,9

Rendimiento canal

69,8

70,1

70,1

69,6

Pechuga %

16,6

16,5

16,5

16,3

Molleja % del peso vivo (*)

1,0

1,3

1,5

1,6

(*) Ferker; 2000

Con estos resultados en la mano, las primeras pruebas de campo realizadas parecieron confirmar el resultado:

Trat

Peso vivo

IC

IC2,500

Mort

Sin

2,602

1,987

1,954

12

Con

2,857

2,003

1,885

10

Media

2,730

1,995

1,919

11

Y progresivamente el sistema se ha ido generalizando en las diferentes compa as de piensos e integraciones.

Adem s del beneficio relacionado con el tama o de la molleja o la estructura intestinal, el empleo de trigo entero tiene otras ventajas:

Mayor proximidad a la alimentaci n natural de los pollos (las gallinas son animales gran voros, y gustan de comer part culas m s gruesas)

Cierto efecto sobre los ooquistes, ya que una molleja m s gruesa es capaz de destruir m s de ellos que una molleja peque a.

Cierta reducci n del consumo voluntario de los pollos, lo que en bastantes casos mejora ligeramente la conversi n de los mismos.

Una reducci n en la mortalidad, que parece perfectamente confirmada, posiblemente relacionada con una reducci n del estr s metab lico en los pollos

Una evidente mejora del precio si se aplica el trigo entero en una dieta diluida (el trigo se incluye por encima de la formulaci n normal)

Una vez comprobado su uso normal en las integraciones el proceso ha consistido sobre todo en optimizar su uso, definiendo el modo en que puede ser aplicado en las f rmulas y la forma m s eficaz de mezclarlo con la dieta normal.

En relaci n a lo primero, podemos decir que hay dos l neas de trabajo. En una de ellas, el trigo se emplea a dosis relativamente bajas y se mezcla con la dieta sin que esta sufra ninguna modificaci n. B sicamente esto significa una reducci n de la concentraci n de la misma, no tanto en energ a, que es poco afectada, como en la proporci n de determinados amino cidos y en las cantidades finales de minerales, vitaminas y aditivos de la misma. Evidentemente, si con estas dietas los resultados se mantienen, o incluso se mejoran en algunas circunstancias, debe ser por una evidente mejora de la digestibilidad de la misma.

La otra opci n pasa por el empleo de cantidades mucho mayores de trigo entero, incluso el 30 o el 40% de la dieta, pero con una reformulaci n de la misma, de modo que los nutrientes quedan en la misma cantidad que antes. La optimizaci n de este sistema pasa por la menor cantidad de pienso fabricada y por las mejoras de cama, mortalidad o resultado t cnico global que se pueden obtener.

En relaci n al segundo aspecto, c mo mezclar el trigo con el pienso completo es un proceso complejo que exige unas modificaciones en las f bricas para hacerlo m s seguro. Con el tiempo hemos ido aprendiendo los mejores sistemas de mezclado, de modo que es posible obtener cantidad muy similares de trigo en todos los comederos de la granja en todo momento.

Desde el punto de vista del avicultor, las mejoras que se pueden esperar de su uso ser an:

Mejora de la calidad de la cama, con menor humedad y m s sencillo manejo, con la reducci n esperable de problemas de pododermatitis.

Una reducci n de los niveles de grasa y prote na de las heces, lo que reduce la presencia de amoniaco en la granja, facilitando su ventilaci n.

Una menor mortalidad inespec fica de los pollos, y una mejora en la uniformidad del lote (lo que deber a significar mejor peso final)

Una reducci n de los problemas de coccidiosis, por el efecto de una molleja m s grande y activa contra los ooquistes de la granja.

Una posible mejor a del resultado t cnico. En ning n caso es esperable una reducci n del mismo

Evidentemente, y como todo en la vida, el sistema no est exento de riesgos, que pasan sobre todo por la posible desmezcla del trigo y el pienso, de modo que en determinados momentos, o en determinados comederos, la proporci n del trigo resulte excesiva, con los riesgos asociados a una diluci n demasiado severa de la dieta.

Esto significa que, desde el punto de vista del granjero, el principal objetivo debe ser asegurarse de que el trigo est correctamente mezclado con el pienso. Para ello, lo mejor es tomar muestras de varios puntos de la granja, pero no de los comederos (mejor de los tubos de transporte) ya que en estos hay seguramente una selecci n de los pollos previa a la toma de muestras. Se toman por ejemplo 3 o 4 muestras de diferentes puntos de la granja y se pesan 50 gr de cada una. Despu s, se separan los granos de trigo de esa mezcla y se pesan solos, calculando a continuaci n el porcentaje resultante.

Este depender de la decisi n t cnica de los responsables de la integraci n, por lo que no hay un valor nico. En cualquier caso, la mezcla debe ser m s o menos uniforme en todos los puntos analizados. De todas las formas, esta uniformidad debe ser considerada con cierta holgura, ya que la mezcla no es sencilla, y pueden producirse ligeras desmezclas en el transporte o almacenamiento del alimento. Creo que con variaciones de 4 o 5 puntos sobre la media podemos tener la absoluta seguridad que esta es m s que correcta.

En resumen, el empleo de cereales enteros mezclados con el pienso ha demostrado ser un sistema que permite mejorar par metros de calidad del pollo producido, y mejorar las condiciones de crianza del mismo, dando como resultado un producto de mejor calidad con un mejor coste.

Es evidente que no hay demasiadas posibilidades de mejorar los resultados sin incrementar el coste de producci n, por lo que debemos saludar esta iniciativa, si bien admitiendo que debe aplicarse con un criterio estricto y bajo un adecuado control por parte de las integraciones. Puede resultar de riesgo la aplicaci n unilateral del sistema por parte de los productores.

Bibliograf a

La bibliograf a de este trabajo ser remitida a los interesados.

Jos Ignacio Barrag n (jibarragan@telefonica.net) es asesor de varias compa ias de Espa a, Portugal y Sudam rica. Es licenciado en Veterinaria por la Complutense de Madrid. Ha sido t cnico de campo en Uvesa y Product Manager Avicultura en Roche Vitaminas Espa a. Dentro de NUTRECO ha sido director de Integraci n de SADA y jefe del Servicio de Avicultura de Trouw. Desde 2002 es asesor libre para varias compa as de Espa a, Portugal y Sudam rica. Es profesor asociado de la Facultad de Veterinaria de la Univ. Cardenal Herrera de Valencia y expresidente de la secci n espa ola de la WPSA.