Gestión de Daños y Pérdidas: Diferencias entre Estados Insulares y Otros Territorios Frente al Cambio Climático

La intensificación del cambio climático ha hecho que la gestión de daños y pérdidas sea un componente esencial de las políticas de adaptación y resiliencia a nivel mundial. Sin embargo, no todos los países enfrentan esta problemática de la misma manera.

En particular, los Estados insulares —por su ubicación geográfica, tamaño, limitaciones estructurales y dependencia del entorno marino— presentan características, vulnerabilidades y necesidades de gestión muy diferentes a las de los países continentales o de mayor extensión territorial.

1. Vulnerabilidad Física y Geográfica

Estados insulares:

  • Están rodeados por océanos y, a menudo, ubicados en zonas tropicales propensas a ciclones, tormentas y aumento del nivel del mar.

  • Muchos tienen baja altitud, lo que los hace especialmente expuestos a la inundación permanente o recurrente.

  • La erosión costera y la pérdida de tierras habitables afectan directamente su soberanía territorial y sus recursos productivos.

Estados continentales u otros:

  • Pueden tener zonas costeras expuestas, pero disponen de mayor territorio interior para la reubicación o diversificación económica.

  • Tienen acceso a más recursos hídricos, energéticos o de infraestructura distribuidos de manera más amplia y diversa.

2. Capacidad de Respuesta y Recursos Institucionales

Estados insulares:

  • Suelen tener capacidad institucional limitada y recursos financieros reducidos.

  • En emergencias, enfrentan restricciones logísticas graves, como la interrupción del transporte aéreo o marítimo.

  • Dependencia de la ayuda internacional o regional para atender catástrofes.

Otros Estados:

  • Poseen instituciones más robustas y redes logísticas más amplias para responder a desastres en diferentes regiones.

  • Cuentan con mayores capacidades fiscales para implementar seguros climáticos, fondos de emergencia o inversiones preventivas.

3. Naturaleza de los Daños y Pérdidas

Estados insulares:

  • Enfrentan pérdidas no económicas especialmente sensibles: desaparición de islas, cultura ancestral ligada al mar, pérdida de identidad territorial.

  • Daños en ecosistemas marinos y costeros, fundamentales para la economía local (pesca, turismo, agricultura salina).

  • Mayor proporción de población vulnerable concentrada en zonas costeras.

Otros Estados:

  • Daños más frecuentes en infraestructura urbana, agropecuaria o industrial, con mayores recursos para su recuperación.

  • Las pérdidas no económicas existen, pero pueden diversificarse territorialmente.

4. Estrategias de Gestión Adaptadas al Contexto

En los Estados insulares, la gestión de daños y pérdidas incluye:

  • Planes de migración climática (interna o incluso internacional).

  • Reubicación de comunidades enteras y construcción de islas artificiales o barreras marinas.

  • Protección o restauración de ecosistemas como arrecifes y manglares.

  • Participación activa en negociaciones internacionales sobre pérdidas y daños (Loss & Damage) y justicia climática.

  • Fortalecimiento de redes comunitarias y saberes tradicionales en la gestión de riesgos.

En otros Estados, las estrategias pueden incluir:

  • Sistemas de seguros agrícolas, forestales o industriales.

  • Rediseño de infraestructura resiliente en zonas urbanas.

  • Diversificación económica territorial ante eventos extremos.

  • Descentralización de la gestión del riesgo.

5. Implicaciones Políticas y Globales

Los Estados insulares, especialmente los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID), han sido actores clave en exigir que la comunidad internacional reconozca la deuda climática de los países más emisores y en promover el establecimiento del Fondo de Pérdidas y Daños de la ONU, aprobado en la COP27.

En contraste, los países más grandes y continentales tienden a tener una mayor capacidad de negociación climática y un enfoque más técnico que existencial sobre la gestión de daños y pérdidas.

Gestión Diferenciada para una Vulnerabilidad Asimétrica

La gestión de daños y pérdidas no puede ser uniforme. Mientras que los países continentales pueden planificar desde su diversidad territorial, los Estados insulares luchan por su existencia física, cultural y económica frente al cambio climático. Reconocer estas diferencias es clave para diseñar políticas más equitativas, solidarias y adaptadas, tanto en el ámbito nacional como internacional.

La diferenciación no solo es técnica: es también ética y política, ya que los Estados insulares, a pesar de haber contribuido mínimamente al cambio climático, están pagando el costo más alto. Sus estrategias, por tanto, no deben ser vistas solo como modelos de resiliencia, sino como llamados urgentes a la acción climática global.

Por: Ing. Agr. Ricardo Castillo López

MSc. Dr.

universidadagricola.com